La devoción y el color recorrieron hoy de las calles de Abarán con la celebración de la procesión de la Santísima Virgen del Cisne, conocida cariñosamente como “La Churonita”, en su sexta edición en Abarán organizada por la Agrupación Parroquial de la Santísima Virgen del Cisne.
La procesión, presidida por la imagen de la patrona de Loja (Ecuador), partió desde la Ermita de los Santos Médicos y recorrió un itinerario que incluyó las calles Médico Gómez, parte de Luis Carrasco, Ramón y Cajal y Doctor Molina, antes de regresar al templo. Durante todo el trayecto, la Virgen fue acompañada por los fieles, que entre rezos y cantos mostraron su fervor.
El cortejo estuvo arropado por el Coro San Pablo y los grupos folclóricos Asociación Cultural Conquista Folclórica, Raíces Lojanas, Raíces de mi Tierra y Danza Integración Latina, que aportaron colorido con sus trajes típicos.
Al llegar de nuevo a la ermita, se celebró una solemne misa en honor a la Virgen, presidida por el párroco D. Miguel Ángel Saorín, que destacó la importancia de mantener vivas las raíces y la fe de la comunidad migrante.
Como broche final, el artista Wilson, conocido como “El nene de la bachata”, ofreció un animado concierto que puso a bailar a los asistentes, cerrando una jornada en la que la espiritualidad, la música y la fraternidad se dieron la mano.

Una devoción que cruza fronteras
La Virgen del Cisne es una de las advocaciones marianas más veneradas de Ecuador. Su santuario se encuentra en la localidad de El Cisne, en la provincia de Loja, y cada año congrega a cientos de miles de peregrinos que recorren a pie más de 70 kilómetros hasta la ciudad de Loja, en una romería que tiene lugar entre el 15 y el 20 de agosto. Esta tradición se remonta al siglo XVI, cuando, según la historia local, los habitantes de la zona solicitaron a Quito la talla de una Virgen para protegerlos de las sequías.
En América Latina, la devoción a “La Churonita” —nombre afectuoso que hace referencia a su cabello rizado— no solo se celebra en Ecuador, sino también en comunidades ecuatorianas asentadas en Perú, Colombia, Chile y Estados Unidos, donde se organizan procesiones, misas solemnes y festivales culturales.
Estas celebraciones combinan la religiosidad popular con danzas, música tradicional y gastronomía, convirtiéndose en un símbolo de identidad y unión para los migrantes.
La celebración de hoy en Abarán volvió a reunir no solo a fieles ecuatorianos, sino también a vecinos de la localidad y visitantes, consolidándose como un puente vivo entre Murcia y las tradiciones Latinas.

















