Pasadas las once de la espléndida y casi primaveral mañana del domingo 5 de octubre, a los sones del himno nacional y vitoreada por cientos de romeros que la habían acompañado, hizo su entrada en su santuario la imagen de la Virgen del Oro, patrona de este pueblo, templo del que había salido el pasado 14 de septiembre para permanecer en la Ermita durante todas las fiestas.
La romería de este año tuvo varias novedades. La primera, la salida desde la Ermita, debido a las obras de restauración de la parroquia de San Pablo. La segunda, el acompañamiento musical de la charanga No Tenemos Prisa, que demostró una fortaleza y un coraje dignos de ser reseñados, pues llegó hasta el final del trayecto alegrando el largo recorrido con música de pasodobles. Y la tercera novedad estuvo a cargo de un abaranero de adopción que vive y colabora como pocos en las cosas de este pueblo: Jesús Morote, “Bendito”, quien tenía preparada ante la iglesia de la barriada una mascletá que llenó de colorido y ruido festivo el momento. Música y pólvora, la esencia de la fiesta.
Tras el descanso y la oración preceptivos en dicha iglesia, los cientos de romeros que acompañaron a la Virgen emprendieron camino al santuario por esa ruta empinada que se recorre con tanto esfuerzo como alegría.
Y después de más de dos horas desde su salida, el trono con la Patrona de este pueblo atravesó el umbral de su santuario, esperando que transcurra otro año para inaugurar de nuevo las fiestas.
Y, sobrevolando cada romería, el recuerdo de ese gran cura, don Antonio Yelo Templado, que, asentado en el testimonio del cura don Juan Belmonte y de su madre, Esperanza Templado, convirtió la devoción a la Virgen en el centro de su vida y en el eje de su labor sacerdotal.
JOSÉ S. CARRASCO MOLINA
Vídeo de la Romería 2025:
