La emblemática iglesia de San Pablo, un pilar espiritual y social del municipio, ha cerrado sus puertas para dar inicio a una ambiciosa reforma integral que busca devolverle su esplendor y adaptarla a las necesidades actuales. Las obras, que comenzarán a finales de enero o principios de febrero, tienen un plazo estimado de ejecución de 14 a 16 meses y un coste total de 753,000 euros.
El proyecto abarca la restauración completa del templo, los salones parroquiales y la vivienda del párroco. «La humedad nos está consumiendo y la instalación eléctrica es obsoleta, lo que supone un riesgo constante,» declaró el párroco de San Pablo, Don Miguel Ángel Saorín, en una reciente entrevista en Radio Abarán. «Es necesario ir más allá de un simple lavado de cara; necesitamos asegurar que la iglesia cumpla con las normativas actuales y esté preparada para los tiempos que corren.»
Debido al cierre del templo, las actividades religiosas y pastorales se han trasladado a la ermita de los Santos Médicos. Se han ajustado los horarios de culto para mantener las celebraciones habituales. Por ejemplo, los sábados ahora cuentan con misas adicionales a las 18:30 y 19:30 para dar cabida a los feligreses.
El coste de la restauración será cubierto en un 75-80% gracias a una generosa donación, mientras que el resto se financiará mediante la colaboración de los feligreses y el municipio. Para ello, se ha lanzado una campaña de cuotas mensuales o anuales, que ofrecen beneficios fiscales. «Es una oportunidad para que todos contribuyamos con un granito de arena y aseguremos que nuestra parroquia sea un referente, no solo espiritual, sino también arquitectónico,» afirmó Don Miguel Ángel.
Adicionalmente, se ha anunciado una rifa con un premio de 3,000 euros, financiado por particulares y empresas locales, que deberá gastarse en comercios del municipio. Esta iniciativa busca no solo recaudar fondos, sino también fomentar el apoyo a los negocios locales.
La restauración de la iglesia de San Pablo no es solo una necesidad arquitectónica, sino también un proyecto que simboliza la unión y el compromiso del pueblo de Abarán. «La parroquia tiene que ser la catedral del Valle de Ricote,» afirmó el párroco, destacando la importancia de devolverle su dignidad y funcionalidad para las futuras generaciones.
A pesar de las dificultades económicas actuales, el párroco expresó su confianza en la generosidad de los feligreses y del pueblo en general. «Dios aprieta, pero no ahoga. Estoy seguro de que juntos sacaremos adelante este proyecto.»
Vídeo de la entrevista en Radio Abarán con D. Miguel Ángel Saorín:
