La Semana Santa es una celebración llena de símbolos, tradiciones y recuerdos que han ido evolucionando a lo largo del tiempo. Entre los muchos elementos que han dado forma a estas festividades, existe un grupo de personajes que, aunque poco visibles, desempeñaron una labor esencial en la transición tecnológica de la iluminación de los tronos procesionales: los encargados de llevar los cables eléctricos.
En este programa de Tiempo de Cuaresma presentado por Álvaro Carpena, nos sumergimos en un artículo escrito por Mari Trini y Rafael Fernández Torres, que nos transporta a una época en la que la luz de los tronos pasó de depender de velas a utilizar electricidad. En aquellos años de cambio, la figura de los cableteros resultó fundamental. Su misión era conectar y desconectar los cables a lo largo del recorrido procesional, permitiendo que los tronos se mantuvieran iluminados en la medida de lo posible. No obstante, este proceso traía consigo breves momentos de oscuridad, que rápidamente daban paso a la luz.
Más allá de la anécdota histórica, esta imagen nos invita a una profunda reflexión sobre la vida misma. Así como los tronos perdían momentáneamente su luz en busca de un nuevo punto de conexión, muchas personas hoy en día experimentan una desconexión con los valores y principios que dan sentido a la existencia. En un mundo acelerado y lleno de distracciones, la verdadera sanación y plenitud surgen cuando identificamos nuestras heridas, practicamos el perdón y encontramos nuestra propia fuente de luz.
Los cableteros de antaño, con su humilde labor anónima, no solo facilitaron la iluminación de los tronos, sino que también nos dejan una enseñanza atemporal: la importancia de servir sin buscar protagonismo y de mantener viva la luz, tanto en lo físico como en lo espiritual. En este episodio, redescubrimos su papel y su legado, en un viaje de memoria, historia y reflexión.
Vídeo del programa:
