
El Ayuntamiento de Abarán celebró ayer su sesión ordinaria de junio en un ambiente que osciló entre el entendimiento institucional y el debate político más frontal. El orden del día era extenso y tocaba cuestiones que afectan de lleno al presente y al futuro del municipio: ordenanzas clave, desarrollo económico, vivienda, trasvase Tajo-Segura y, como telón de fondo, el pulso constante entre lo local y lo autonómico, entre lo técnico y lo ideológico.
Después de la aprobación de las actas anteriores, el primer punto de fricción surgió con la aprobación definitiva de la Ordenanza General de Gestión, Recaudación e Inspección de Derecho Público. El Partido Popular planteó una alegación para evitar malentendidos sobre si la ordenanza limitaba los pagos en billetes y monedas. Tras un debate tenso pero constructivo, se acordó modificar el texto para dejar claro que el pago en metálico no queda prohibido, aunque se priorizará el uso de medios electrónicos siempre que sea posible. El texto se aprobó con 16 votos a favor y una única abstención de VOX.
El consenso volvió a imponerse con la aprobación del nuevo reglamento de Radio Abarán, una norma que garantiza la independencia editorial de la emisora municipal y su apertura a todos los grupos políticos y a la ciudadanía. La propuesta fue elaborada con participación de todos los partidos y se convirtió, con sus 17 votos a favor, en un ejemplo de cómo el trabajo técnico y el compromiso político pueden caminar juntos.
El pleno se centró luego en un proyecto estratégico para el desarrollo económico local: la cesión de un tramo de la antigua carretera nacional N-344 por parte del Ministerio de Transportes. La cesión, de unos 2,2 kilómetros, permitirá al consistorio asumir su titularidad y facilitar el acceso al futuro parque logístico previsto en la zona de Casa Blanca. Con planos sobre la mesa y datos técnicos en mano, se explicó que este tramo es vital para desbloquear los permisos de acceso a la futura zona industrial. También se abordó la necesidad de involucrar a la empresa promotora en los costes de mantenimiento, dado que el tramo pasará a ser de titularidad municipal. El punto fue aprobado por unanimidad, y el alcalde agradeció a la oposición su «altura de miras«, convencido de que se trata de una «oportunidad real de transformación para Abarán«.
Más rápido discurrió el acuerdo sobre los festivos locales para el año 2026. Se fijaron dos fechas tradicionales: el martes 7 de abril, Día de la Mona, y el lunes 28 de septiembre, trasladado desde el domingo anterior por caer en fin de semana. Sin polémica y por unanimidad.
Pero la sesión entró en una fase más áspera con la moción presentada por el Partido Popular para la creación de un fondo municipal destinado a incentivar el alquiler de vivienda entre jóvenes y familias con menos recursos. El portavoz popular, David Pérez, defendió la medida como una vía para frenar la despoblación juvenil y reactivar el mercado de vivienda cerrada. Planteaban una partida inicial de 50.000 euros, con ayudas de hasta 200 euros mensuales que podrían complementar las subvenciones regionales o estatales.
La respuesta del equipo de gobierno fue crítica. Penélope Luna recordó que ya se había aprobado una moción conjunta sobre este asunto en febrero y que la competencia en materia de vivienda recae en la comunidad autónoma. «No podemos asumir competencias impropias«, argumentó. Desde VOX, la abstención fue justificada apelando a la falta de seguridad jurídica para los propietarios ante el problema de la ocupación ilegal: “Si el propietario teme no recuperar su vivienda, de poco servirá cualquier incentivo”, señaló su portavoz Jesús Tornero. La moción, pese a tener apoyos, no logró la mayoría necesaria.
Aún más encendida fue la discusión que provocó la moción sobre el trasvase Tajo-Segura, presentada también por el PP. El texto instaba al Gobierno de España a revisar las actuales reglas de explotación, denunciando que los nuevos caudales ecológicos están mermando de forma severa los recursos disponibles para regadío en el Levante. La moción hablaba de “un ataque frontal” al sureste español, y pedía recuperar una política nacional del agua basada en criterios técnicos y no ideológicos.
VOX presentó una enmienda a la totalidad, cargada de reproches tanto al PP como al PSOE. Tornero no se anduvo con rodeos: “El trasvase ha sido traicionado por unos y por otros. Lo del Tajo-Segura no se arregla con parches ni con mociones simbólicas. Necesitamos una política de Estado basada en la interconexión de cuencas”. Su intervención repasó décadas de decisiones contradictorias y acabó solicitando una postura firme y unánime del municipio.
El PP rechazó la enmienda con dureza. Acusó a VOX de «hacerle el juego al PSOE«, de debilitar la unidad del frente hídrico y de lanzar «críticas vacías que solo hacen ruido«. Aseguraron que su moción era técnicamente sólida y políticamente responsable, y que la prioridad era proteger el agua del regadío sin entrar en batallas partidistas.
En este punto, Penélope Luna (IU) fue tajante: defendió el respeto a los caudales ecológicos, avalados por el Tribunal Supremo y exigidos por la normativa europea, abogando por diversificar las fuentes de agua, invertir en desalación y reconvertir un modelo agrícola intensivo que, en sus palabras, “no es sostenible y está detrás del colapso ecológico del Mar Menor y de la contaminación de muchos acuíferos”. Rechazó lo que calificó como “moción oportunista, sin soluciones reales y llena de alarmismo”.
El debate fue intenso, incluso áspero, pero con un trasfondo real: el agua como recurso escaso, como herramienta de desarrollo y, cada vez más, como bandera política.
Finalmente, la moción del PP sobre el trasvase no fue aprobada al contar solo con los votos de los populares y de Unión y Desarrollo (UYD), pero sin el respaldo de VOX ni del PSOE.
El pleno cerró con los puntos de fiscalización y sin grandes sobresaltos en ruegos y preguntas. Fue una sesión extensa, intensa y que dejó claro que, aunque en temas clave el consenso sigue siendo posible, las diferencias ideológicas afloran con fuerza cuando se trata de decidir hacia dónde camina Abarán.
Lo que sí quedó claro, una vez más, es que el futuro del municipio se decide también en estos plenos, donde cada palabra, cada voto y cada moción son una pieza más del engranaje institucional que da forma a la vida local.
















