No se ha ganado el año 2022 que lamentemos su despedida y que sintamos añoranza al marcharse. Año para olvidar, salpicado de guerras, crisis económicas, políticas, sociales, energéticas y de todo tipo. Y, si miramos a nuestro pueblo, se ha llevado por delante a personas muy queridas, algunas con mucha vida por delante, que sentían un gran amor por su pueblo y que eran objeto, igualmente, del cariño de sus paisanos.
Y, como este año aciago quiso serlo hasta el final, a pocas horas de acabarse, nos llega la noticia de que nos ha dejado para siempre un hombre que, aunque no nació en este pueblo, era un enamorado de él, de sus costumbres, de sus paisajes, de sus gentes. Así era Pepe Gómez Sánchez, hijo de Ángel, un guardia civil que, como es propio de ese Cuerpo, viviría en varios lugares a los que su padre estuvo destinado, pero a pesar de ello, Abarán ocupaba todo su corazón y no faltaba nunca a besar el Niño o a ver su Viernes Santo en la mañana o a contemplar el 26 de septiembre a los Patronos en procesión o a asistir a los toros.
Vivía en Ceutí y allí con Adrián Gómez (Adrianito) formaron una auténtica sucursal o embajada de este pueblo pues predicaban Abarán allá donde estuvieran y mostraban su pasión por este pueblo en todos los ambientes.
Pepe se fue cuando aún le quedaba bastante vida por delante y se fue, sin duda, con el pesar de no haber podido visitar este pueblo en los últimos meses. Por mi parte, lo mantuve siempre al tanto de lo que aquí se publicaba y agradecía de corazón los Programas y otras publicaciones que desde aquí le enviaba porque eran el hilo umbilical que lo mantenía unido a este pueblo, aunque él nunca se consideraba alejado de él, sino todo lo contrario, siempre se consideró una abaranero más.
Entre los recuerdos que iba refrescando cada vez que volvía, estaba aquella escuela de Don José García Lucas, maestro que él veneraba, con sus anécdotas y vivencias entrañables que llevan grabadas todos los miembros de esa generación que convivieron en aquel local de la calle Colón.
Aunque el amor por un pueblo no es algo que se pueda pesar ni medir, sin duda, muy pocos, incluso de los que hemos nacido aquí, podemos superar a Pepe en el sentimiento de cariño y de admiración por Abarán que albergaba en lo más profundo de su corazón, de ese corazón que dejó de latir al mismo tiempo que nos dejaba este año que se ha llevado con él a tanta gente de la que nos ha dejado sin su presencia pero no sin su recuerdo cálido y amable que perdurará siempre.
DESCANSE EN PAZ.
JOSE S. CARRASCO MOLINA
