La Asociación PupaClown, conocida por su incansable labor de acompañamiento y humanización en el Hospital Virgen de la Arrixaca, ha sido este año designada como Gigantera de Honor en el tradicional evento de Gigantes y Cabezudos de Abarán. Este nombramiento no solo ha sido motivo de alegría para el colectivo, sino que también ha brindado una oportunidad para dar mayor visibilidad a una tarea que, más allá de las sonrisas, se enfrenta a complejos desafíos emocionales y organizativos.
Fundada en 1998, PupaClown ha trabajado sin descanso para llevar humor y alegría a los pacientes más jóvenes del hospital murciano. Su misión, profundamente arraigada en la idea de humanizar la sanidad, no se limita a provocar risas. A lo largo de los años, han proporcionado un acompañamiento vital a los niños, jóvenes y sus familias en momentos de extrema vulnerabilidad.
Ana Eguiluz, miembro destacado del colectivo, explica en una entrevista en Radio Abarán que el papel de PupaClown va más allá de la simple actuación: «Es un servicio que garantiza la humanización de la sanidad, cada vez más importante, no solo para la salud mental, sino para la salud real de los pacientes». A través del humor, los payasos de hospital ayudan a aliviar el estrés y la ansiedad que experimentan los pacientes, especialmente en tratamientos largos o difíciles, como las sesiones oncológicas.
Entrevista:
Reconocimiento en Abarán: Una oportunidad para visibilizar su labor
El nombramiento de PupaClown como gigantera de honor en Abarán ha sido una grata sorpresa para la asociación. «Nos ha hecho una ilusión tremenda», comenta Eguiluz, quien destaca la relevancia de este reconocimiento para dar a conocer el trabajo que realizan. Este tipo de distinciones son, según Eguiluz, una oportunidad para recordar a la sociedad la importancia de apoyar proyectos como el suyo, que depende tanto de la solidaridad de empresas, instituciones y ciudadanos.
PupaClown, aunque formada por artistas profesionales, debe lidiar con una intensa carga emocional derivada de su trabajo en entornos hospitalarios. «El equipo tiene que estar preparado no solo artísticamente, sino también psicológicamente», afirma Eguiluz. Para ello, cuentan con un equipo de apoyo emocional y formación continua, lo que permite que los payasos puedan afrontar situaciones difíciles con la fuerza y energía que se requiere.
El origen de PupaClown se encuentra en el movimiento internacional de payasos de hospital, inspirado en la famosa película Patch Adams, que relata la vida de un médico que usa el humor como herramienta terapéutica. Siguiendo este ejemplo, la asociación murciana comenzó su andadura hace más de 26 años, y ha logrado afianzarse como un referente en la región.
Actualmente, PupaClown forma parte de una federación nacional que agrupa a diversas asociaciones similares en toda España, con presencia en comunidades como Madrid, Barcelona, Baleares y Valencia. Esta federación comparte una metodología común, centrada en la evidencia científica y un código deontológico que garantiza la profesionalidad y el impacto positivo de su trabajo.
A pesar de los logros alcanzados, PupaClown enfrenta un desafío constante: la financiación. Eguiluz subraya que, aunque cuentan con apoyo de la administración local y regional, así como de algunas empresas que participan en programas de responsabilidad social corporativa, es crucial seguir buscando recursos para poder continuar su labor.
Entre las iniciativas más recientes se encuentran campañas como «Sumando Sonrisas«, dirigidas tanto a centros educativos como a empresas, que permiten a la sociedad involucrarse activamente en el proyecto. Estas campañas buscan no solo recaudar fondos, sino también concienciar a la población sobre la importancia de humanizar el entorno hospitalario.
PupaClown no se limita solo al ámbito local, pero su trabajo se concentra en la Región de Murcia, específicamente en el Hospital Virgen de la Arrixaca. Allí, día a día, siguen llevando su magia a los pacientes más pequeños, con el objetivo de aliviar el peso de la enfermedad y mejorar su calidad de vida.
A pesar de las dificultades inherentes a su labor, el equipo de PupaClown se mantiene firme en su misión. «Esperamos que nuestra labor continúe por muchos años más», concluye Eguiluz, quien agradece a todas las personas y entidades que hacen posible que los payasos sigan llevando sonrisas a quienes más las necesitan.
El reconocimiento en Abarán es solo un pequeño paso en un largo camino que PupaClown espera seguir recorriendo, siempre con la misma alegría y determinación. Porque, como bien dice Eguiluz, «siempre se puede hacer algo por los demás, incluso en los momentos de mayor felicidad». Y en el hospital, esa «felicidad» puede marcar la diferencia entre la esperanza y la resignación.