Tal y como sentencia el sabio y caprichoso refranero popular, parece ser que a ciegos y cojos siempre sigue el toro, que a cogida de Miura muerte segura y por precaución, antes de torear, toca oración.
También reza aquello de apoderados, cómicos y toreros vienen a ser los más embusteros, e incluso, ¡que el buey más manso no tiene nada de ganso! En todo caso, con toro toreado hay que llevar cuidado sin olvidar que en plazas de cuatro orejas abunda poca fiesta.
Bajo dichas premisas y precedidos por el temprano otoño de 1961 en el que comenzaría a construirse la Casa de la Cultura (actual Escuela de Música), entrarían en funcionamiento las antiguas escuelas bajo el muro de la Ermita, se inauguraría un Parque Infantil anexo a las mismas o los vecinos de la Calle Colón comenzarían a usar un nuevo lavadero público, mientras que el miércoles 27 Jaime Ostos, Mondeño y Paco Camino lidiarían seis astados de la ganadería de Dña. Carmen Ramírez, al día siguiente y en una época dorada para el fútbol abaranero se celebraría un gran partido entre el Real Murcia y nuestro Club Deportivo Abarán que precisamente, al final de dicha temporada, conseguiría un digno cuarto puesto en tercera división.
Y es que, año tras año, acompañados por una creciente e inesperada popularidad, fruto de la inquietud de un nutrido grupo de abaraneros inmersos en ámbitos tan dispares como el canto lírico, el deporte o el mundo taurino, lejos de aquellas accidentadas charlotadas del primer cuarto del S.XX en beneficio de los pobres de la localidad o del entonces denominado “toreo bufo cómico”, de acuerdo a lo programado en el libro de festejos, nuevamente y en su tercera edición, a las cuatro y media de la tarde del domingo 1 de octubre el coso abaranero acogería el espectáculo cómico-deportivo-musical “Galas de Arte”.
Siguiendo la crónica del diario Línea y con un lleno “hasta la cucaña”, mientras que delanteros del CD Abarán como Tiburcio, Peinado y Pallarés harían las delicias del público teniendo como adversaria una vaca y otros tantos aficionados descritos “con peor entrada que la anterior”, por gentileza de “Alimentación Los Mulatos”, en el centro del albero y en lo más alto de un poste el vecino Joaquín Gómez Montiel conseguiría alcanzar un jamón anunciado como “descomunal pata de conejo” no precisándose, en cambio, la identidad del ganador que participando en la misma suerte obtuvo “un pan redondo como rueda de molino” proporcionado por Jabeque el panadero.
Aun así y pese todo lo anterior, parece ser que el momento más esperado todavía habría de hacerse esperar correspondiéndose el mismo al final del espectáculo cuando, precedidos por el sorteo de una bicicleta por gentileza del Taller de Agustín Ramos (Calle Colon, 21) y ataviados para la ocasión, diferentes aficionados intentarían dar algún que otro pase a vacas que “habiendo conocido las más importantes plazas” se toparían (o no) con las protecciones del cuadrúpedo manejado por el abaranero D. José Yelo Sánchez.
Desconocemos qué otros detalles envolverían dicha tarde en la que verdaderamente, sería el mismo pueblo de Abarán quien saliera a hombros por una puerta grande que aún habría de ser testigo de un ascenso futbolístico a segunda división, la alternativa como torero del vecino D. Constantino Morte Tornero y hasta el nacimiento de varios conjuntos musicales que, entre lámparas incandescentes y amplificadores de válvulas, mientras el tiempo corría al ritmo de su propia vida, colocarían la bandera de Abarán en lo más alto del territorio nacional bajo el lema “no hay billetes”
Álvaro Carpena Méndez
Presidente del Centro de Estudios Abaraneros