La historia de nueve mujeres hondureñas, liberadas en Cieza por agentes de la Policía Nacional de las garras de una red de trata de blancas, es el relato de nueve expectativas de conseguir una nueva vida truncadas por un zafio engaño.
Los cuatro integrantes de la banda, dedicada presuntamente a prostituir a chicas bajo amenazas, no fueron originales en aplicar su burda treta, mil veces repetida por este tipo de organizaciones. El grupo criminal contactó con ellas en Honduras y les prometieron un puesto de trabajo en España, les pagaron el billete de avión y, una vez aterrizaron en el país, les obligaron a ejercer la prostitución aduciendo que habían contraído una elevada deuda por el viaje. Si se oponían, las agredían. Si se resistían, las amenazaban diciéndoles que sus familias pagarían las consecuencias.
De esta manera, un matrimonio, formado por una hondureña y un boliviano, consiguió vencer la resistencia inicial de las chicas y las obligaron a prostituirse en un burdel ubicado en un piso de Cieza. Los otros dos detenidos, un varón de nacionalidad italiana y una mujer española, todos ellos de edades comprendidas entre los 31 y los 68 años, se dedicaban supuestamente a contactar con otros prostíbulos de la Región y Alicante, donde ofrecían los servicios sexuales de las chicas.
Fue en agosto del año pasado cuando dos de ellas reunieron el valor suficiente para denunciar los hechos en la comisaría de Policía Nacional de Molina, donde aseguraron que el grupo las obligaba a prostituirse mediante coacciones. En su testimonio afirmaron que la explotación sexual se producía en pisos regentados por varias personas. Asimismo, señalaron que miembros de la organización las obligaban a mantener sexo con ellos para saldar la deuda contraída.
La investigación iniciada por los agentes especializados en la lucha contra las redes de inmigración ilegal (Ucrif) constató que los investigados iban a trasladar a otra chica desde Centroamérica. Se estableció entonces un dispositivo policial que permitió interceptar a un miembro del grupo cuando esperaba a la joven en Madrid para trasladarla, posteriormente, a Cieza. La banda ya había publicitado en portales de internet los servicios sexuales que iba a ofrecer la recién llegada.
La operación dio como resultado la liberación y auxilio de la chica, la detención de una de las parejas investigadas y el registro de su domicilio, donde se intervinieron joyas y abundante documentación relacionada con la trata de blancas.
La investigación llevó a los agentes hasta Granada, donde localizaron a otras cuatro víctimas de esta organización. Con sus declaraciones se pudo detener a la otra pareja, propietaria de varios prostíbulos. Asimismo, con la colaboración de la Policía Local de Cieza se localizó a otras dos víctimas. Los cuatro arrestados fueron puestos a disposición judicial, y dos de ellos ingresaron en prisión preventiva.