En los albores del siglo XX, la educación en España no solo enfrentaba el desafío de formar a las nuevas generaciones, sino también el de sostener a quienes dedicaban sus vidas a ello. Este es el caso de los maestros de Abarán, que en 1900 vivió una de las épocas más duras para sus docentes, quienes soportaron largos meses sin percibir salario, dependiendo de la caridad de las familias de sus alumnos, que poco podían ofrecer.
A partir de un dicho popular, «pasas más hambre que un maestro de escuela», este episodio nos transporta a un contexto de precariedad que iba más allá de los docentes, afectando también a toda la comunidad educativa. La historia encuentra su origen en una polémica sesión municipal celebrada en 1898, donde se acordaron salarios para los maestros bajo procedimientos irregulares, beneficiando a algunos en perjuicio de otros.
Sin embargo, no todo quedó en injusticia. Gracias a la intervención de figuras como los médicos Don Florentino Gómez y Don Jesús Templado, quienes lucharon incansablemente por los derechos de los docentes, y al análisis de las actas municipales de la época, se demostró que dichos acuerdos carecían de validez legal. Esta batalla legal culminó en la anulación de la sesión y en el pago de los salarios atrasados a los maestros afectados.
Pero esta victoria no estuvo exenta de amargura: los maestros tuvieron que mudarse a una nueva casa-escuela, descrita como el peor corral del pueblo, reflejando las duras condiciones en las que se desarrollaba la labor educativa de la época.
Este relato, extraído de fuentes históricas como El Telegrama y el Diario de Murcia, no solo arroja luz sobre la difícil realidad de los maestros de entonces, sino que también pone de manifiesto cómo la unión y la perseverancia pueden desafiar las adversidades. Un recordatorio de que, incluso en los momentos más oscuros, la lucha por la dignidad y la justicia siempre tiene un espacio.
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