Muy cerca de su centenario, el Teatro Cervantes vivió en la noche del lunes 18 de noviembre uno de esos eventos que merecen figurar con letras mayúsculas en la larga historia de este coliseo tan entrañable.
Podríamos traer a colación ese refrán español que dice que “no hay mal que por bien no venga”, pues la realización del acto en nuestro teatro fue algo “accidental”, pero, sin duda, muy acertado pues aquí se vivió con más intensidad el calor y cariño que se le profesa a esta mezzosoprano de fama mundial que tiene el 50% de su sangre de esta tierra.
El acto tenía como objeto la concesión del Premio Floridablanca en su cuarta edición por parte de la Fundación Los Álamos a María José Montiel por los méritos artísticos y personales que concurren en ella.
Muy bien conducido por el ciezano Pascual Gómez Yuste, comenzó con un audiovisual en recuerdo de Don José Luis Pardos, alma y origen de esta Fundaciòn, que falleció en abril pasado y que dejó en ella un hueco muy difícil de llenar por su hombría de bien y su talla humana y cultural.
Seguidamente Domingo Méndez, secretario de la Fundación, dio lectura al acta de concesión del premio.
A continuación, sube al escenario Francisca Moya del Baño, catedrática emérita de la UMU, quien llevó a cabo la Laudatio, glosando los méritos y valores de la premiada a la que calificó como “grandísima artista y excelente persona”, afirmando, entre otras cosas, que “la belleza de su canto debe mucho a la belleza de su alma”, recordando cómo empezó a vivir esa afición a la música en su familia, especialmente en su madre que tocaba el piano y animaba a las hermanas al canto.
Junto a la valía artística que le ha llevado a actuar en los mejores teatros del mundo y con los mejores directores y cantantes del momento, Paquita Moya destacó sus valores humanos, incidiendo en su humildad “herramienta imprescindible en el canto” y afirmando que “el amor es el motor de su vida”, un amor que, entre otras cosas, proyecta en los demás participando en muchas tareas solidarias. Hizo referencia a dos papeles protagonistas que ha representado y que suponen una defensa de la mujer, Carmen y María Moliner.
Acabó realzando su trabajo como docente en la Universidad de las Artes de Berlín, en la que es Catedrática de Canto y en la que hace felices a los alumnos a través del canto.
Tras su intervención, sube al escenario el actual presidente de la Fundación, Don Conrado Navalón Vila para hacer entrega del premio a la homejaneada.
Visiblemente emocionada toma la palabra María José Montiel quien agradece el premio del que no se siente merecedora, declarando el amor por esta tierra que es suya por parte de su padre, afirmando que “llevo el nombre de Abarán y de Murcia por todo el mundo”. Recordó momentos inolvidables vividos aquí en su infancia, guardando una huella imborrable de la Semana Santa abaranera a la que venían ilusionadas cada año desde Madrid, pues su padre, Cecilio Montiel, era “un abaranerode pro que nunca olvidó su pueblo”.
Destacó igualmente la belleza de la Regiòn de Murcia, de la que apenas se conoce más que su litoral, siendo el interior de un gran atractivo.
Se mostró dispuesta a colaborar en todo lo que se necesite de ella, rememorando también sus actuaciones en este pueblo, en las que su primo Antonio Francisco Gómez, para quien pidió un aplauso, tuvo mucho que ver.
Continuó el acto con un audiovisual en torno a una entrevista con la cantante, en la que dejó una buena muestra de sus valores profesionales y personales.
Acabadas las palabras y las imágenes, llegó el turno de la música y, acompañados al piano por Antonio Narejos,actuaron el tenor Juan Gallego y la soprano MalgorzataKubala que destacaron a un gran nivel.
Pero no nos podía dejar la homenajeada sin el regalo de su voz y nos obsequió con la interpretación plagada de sentimiento de El día que me quieras, tras la cual los coros de Amigos del Arte y Amigos de la Zarzuela interpretaron el Canto a Murcia, broche de oro para una de esos eventos que dan categoría y prestigio a un pueblo, pueblo que tiene en María José Montiel a una embajadora de lujo.