El jueves, 14 de marzo tuvo lugar en la Sala Adolfo Suárez, una mesa redonda organizada por la Junta de Hermandades, en torno a la Semana Santa.
El concejal de Promoción Cultural, D. Javier Fernández, presentó a los contertulios, a los que agradeció su participación en este acto.
El moderador, D. José S. Carrasco, comenzó definiendo la Semana Santa como una explosión de sensaciones y una celebración en la que se dan la mano lo religioso, lo artístico, lo social, lo turístico, etc.
A continuación, José Antonio Lorca, Director General de Patrimonio, habló de su experiencia como cofrade, que se remonta a cuando tenía tres años, cuando ya desfiló en la cofradía de la Sangre de Murcia, conocida como “Los Coloraos”. Destacó el valor de las cofradías como medio de encuentro social y dijo que cada desfile es como un museo que sale a la calle. Se refirió a la gran variedad que se aprecia en las manifestaciones de los diversos pueblos. Junto a ello recalcó la importancia de las costumbres y ritos como bienes de interés cultural inmaterial.

Seguidamente intervino el pintor Luis Fernández, quien declaró que está toda su vida ligado a la Hermandad de San Juan de Blanca. Defendió la autofinanciación de las cofradías e insistió en su importancia como mecenas al poseer tantas obras de arte. Se refirió a Nicolás de Bussy quien, a su juicio, no está tan reconocido como Salzillo pero no le va a la zaga, pues sus imágenes son de un gran dramatismo. Habló de la labor evangelizadora de las cofradías y de la importancia de la Sábana Santa para la recreación de la figura de Cristo.

Tomó la palabra D. Alberto Guardia , párroco de San Juan Bautista, quien defendió la necesidad de actualizar la Semana Santa, pues no debe convertirse sólo en un producto turístico, aunque los cambios no pueden ser rupturistas, como ocurrió en los años 70. Defendió la proyección social que deben tener las cofradías y puso el ejemplo de Andalucía.
Tras esta intervención se produjo un vivo debate entre los intervinientes sobre el sentido de las procesiones y de las cofradías. Al final, el moderador acabó manifestando la necesidad de transmitir dignamente la herencia que hemos recibido de las generaciones que nos han precedido.
