La Semana Santa abaranera, además de los tradicionales desfiles pasionales está llena de gestos y actos de un calado emocional muy especial, como el que ha tenido lugar la mañana de este Sábado de Gloria en la capilla de Ánimas del cementerio municipal, donde por segundo año consecutivo las hermandades de San Juan Evangelista y del Silencio, han recordado a los cofrades fallecidos.
Con la presencia de los presidentes de ambas hermandades, Carmelo Gómez (Silencio) y Eugenio Gómez (San Juan) y de un destacado número de semanasanteros y semanasanteras de estas cofradías, el acto daba comienzo a las 10:30 horas con un minuto de silencio en memoria de los cofrades difuntos y con el deseo de hacer extensivo este tipo de ceremonias al resto de hermandades del pueblo.
Video del acto
Posteriormente, Carmen Villalba, por parte de la Hermandad de San Juan dedicó unas palabras a través de las cuales dijo que actos como este «esperamos que se convierta en una muy cariñosa y porqué no, alegre tradición porque nos reunimos aquí para saludar y homenajear a todos nuestros difuntos».
Como este 2024 es un año muy simbólico para estas dos hermandades que conmemoran, por un lado, la de San Juan el 150 aniversario de su fundación y, por otro, la del Silencio que celebra su 75 aniversario, se dedicó a todos los fallecidos el Padre Nuestro en Arameo, lengua oficial de Jesús.
Seguidamente Carmelo Gómez en representación de la Hermandad del Silencio, destacó el poder que ejercen todos los cofrades difuntos sobre las distintas hermandades. «Estoy contento de la ayuda que tenemos de los difuntos de San Juan, por eso estamos aquí este rato con vosotros porque no os olvidamos», matizó.
Tras este entrañable discurso, se encendieron dos velas de las que portaba el Cristo del Silencio en la procesión de Jueves Santo del pasado año, soportadas por unos pebeteros diseñados por Jesús Carrasco, acompañados de un emblema que representa el origen de esta ceremonia, donde se puede observar una corona de espinas y una palma representando a estas dos hermandades.
«La corona de espinas representa el sufrimiento del hombre en la tierra, las escaleras que ocupan otra parte destacada de esta alegoría, simboliza la ascensión al reino de los cielos cuando fallecemos y la cruz de madero alto recuerda nuestra llegada al paraiso al lado de Cristo».
El acto lo cerró Bienvenido Molina, presidente de la Hermandad de Ánimas, quien hizo extensivo este acto «a todos los difuntos fuera de las familias nazarenas de Abarán».
Para terminar se depositaron dos ramos de flores en recuerdo de los fieles difuntos.
