El programa conmemorativo del 50 aniversario del Colegio Público Juan XXIII conducido por Álvaro Carpena nos invita a un emotivo viaje al pasado, explorando la esencia de un espacio que ha sido mucho más que un simple recreo: «Mi Patio«. Esta breve y sentida reflexión, redactada por Jesús Saorín Castaño, exalumno de la promoción de 1977, nos sumerge en los recuerdos de un lugar que se convirtió en el epicentro de la vida social y deportiva de muchas generaciones en Abarán.
Saorín Castaño, con la ayuda de su propia memoria, nos transporta a un patio que, aunque ha sufrido modificaciones, mantiene su esencia original. Un espacio rodeado de huertos, que, para él, es el rincón donde la mayoría de los recuerdos de su infancia cobran vida. Pero este patio no solo fue un escenario de juegos; fue un punto de inflexión en la actividad deportiva de la localidad. A partir de su existencia, el deporte adquirió un protagonismo inusitado, propiciando la aparición y el afianzamiento de asociaciones y equipos que, por fin, contaban con una pista decente para desarrollar sus actividades.
El artículo repasa la gestación de diversos deportes en esta histórica cancha. Desde el voleibol, que, aunque nunca terminó de cuajar, dejó partidos memorables, hasta el tenis, que acogió los primeros campeonatos locales. El baloncesto «nació» aquí, siendo la cuna del primer campeonato de minibasket y del club que hoy sigue existiendo en la localidad.
Pero si hay un deporte que marcó una era en este patio, ese es sin duda el fútbol sala (o «futbito«). Antes de la pista del Juan XXIII, este deporte se practicaba de forma rudimentaria en lugares como «La Ermita«, con reglas propias y un ambiente «glorioso y especial». Sin embargo, fue en el patio del colegio donde el fútbol sala adquirió su forma y reglas actuales, siendo el escenario de la primera «doce horas de futbito«, la antesala de las populares 24 horas que se celebran anualmente en las fiestas de septiembre.
Otro deporte que fue la «niña de sus ojos» para el Juan XXIII fue el balonmano. El patio y su ambiente fueron los «padrinos» de este deporte en Abarán, consolidándolo en la localidad.
Más allá de lo deportivo, Saorín Castaño describe el patio con sus particularidades: «asimétrico y desgarbado«, «mal orientado«, con una columna «bastante fea«, y techos bajos. Pero a pesar de todo esto, este espacio ha sido el punto de encuentro de innumerables generaciones, de todas las edades y condiciones sociales. Un lugar que, según el autor, les enseñó un «camino estrecho» distinto al marcado por la sociedad consumista.
La reflexión también tiene su lado anecdótico y humorístico, con recuerdos de «malos tragos» como el vivido el 21 de noviembre de 1975, cuando la noticia de la muerte de Franco interrumpió una tarde de juego, o las ocasiones en las que la policía desalojaba a los niños que se colaban en el colegio durante las vacaciones.
Jesús Saorín Castaño concluye su emotiva evocación afirmando que este patio es «algo más que el patio de mi colegio o del colegio de mi hijo; es algo mío, no en posesivo sino en sentimiento«. Un lugar que sigue vivo en su memoria y en el que, incluso en la vejez, desea encontrarse, mirando a sus hijos corretear o jugando a su deporte preferido.
Este viaje al pasado a través de «Mi Patio» no solo nos recuerda la importancia de un espacio físico, sino el poder de los recuerdos y la influencia de un colegio en la formación de la identidad de un pueblo.
Vídeo del programa:




















