Cerca de dos horas duró la misa en la parroquia de San Juan Bautista, este domingo 4 de septiembre a las 12 de la mañana, en la que se despidió oficialmente el que ha sido su párroco durante ocho años, el sacerdote D. Alberto Guardia Valera.
Pero solo al mirar el reloj nos dimos cuenta del tiempo que había pasado, porque fue una ceremonia tan emotiva, tan salpicada de detalles y tan bien preparada que el tiempo pasó muy rápido.
Unas 250 personas se dieron cita en el acto, entre ellas Jaime Tornero, concejal de Tradiciones, los padres y un hermano del sacerdote y D. David Baños, párroco de la Hoya del Campo que concelebró la Eucaristía.
En la homilía, Don Alberto dio cuenta de su paso por la parroquia, en la que, entre otras cosas, ha fomentado la oración y la celebración de los sacramentos procurando estar presente en todos los ámbitos en que se desarrolla la labor pastoral. Y así se han celebrado vísperas diariamente, exposición del Santísimo los jueves, los primeros viernes, un programa de radio, misas de gozo, la transmisión diaria de la misa por radio en el confinamiento, misas en cuaresma todos los días mañana y tarde, asistencia a todas las procesiones, además de las catequesis de primera comunión y confirmación y muchas otras iniciativas que han ido poco a poco teniendo respuesta no solo entre la feligresía de su parroquia sino en todo el pueblo.
Junto a ello, ha realizado importantes mejoras en el templo en salones, tejado, megafonía y, sobre todo, la importante intervención en el atrio que ha dado una gran vistosidad a la entrada del pueblo.
Por toda esta labor ha mostrado su satisfacción así como por el trato recibido en este pueblo del que se va con dolor pues aquí ha estado “en la gloria”, afirmando que “lo mejor de Abaràn es su gente” y considerando una bendición los años que ha estado aquí entre nosotros, diciendo emocionado que “algo tiene Abarán que la gente se va llorando” instando a que no se pierda esa forma de ser de los abaraneros, concluyendo el resumen de su labor diciendo que “he hecho todo lo que tenía que hacer”.
En el momento de la acción de gracias, Pilar León Villalba, del coro de la parroquia, ha glosado la figura y la labor de este sacerdote con acertadas y emocionadas palabras en las que ha mostrado la fortuna de esta parroquia al haber tenido este sacerdote durante ocho años pues, llegando en un momento difícil, ha sabido darle un gran impulso a la parroquia mostrándose siempre amable, sincero, misericordioso y luchador, con un espíritu inquieto y activo que ha demostrado tanto en las obras y mejoras materiales realizadas en el templo como en las iniciativas pastorales. Destacó el trato exquisito con el coro, a quien ha enseñado mucho aparte de lo musical, afirmando que “lo más grande es el haber querido contagiarnos de su amor a Dios”. Acabó dando ánimos al sacerdote para que no decaiga en su nuevo destino y afirmando que “después de ti, somos mejores”.
A continuación, se le hizo entrega de un obsequio por parte de los feligreses, unas esculturas de los Santos Médicos en pequeño tamaño, que él recibió emocionado, acabando la celebración con el canto de sendas composiciones a nuestros Patronos y a San Juan Bautista, obras propias de D. Alberto Guardia.
Ha sido, sin duda, una emotiva y sincera despedida la que se le ha tributado a este sacerdote que ha dejado huella en la parroquia y en el pueblo pues, aunque sus comienzos no fueron fáciles, poco a poco se ha ido ganando el favor de sus feligreses y de muchos otros que han sido atraídos por su tarea pastoral. Hombre valiente, que no ha tenido empacho en salirse de lo social, política o religiosamente correcto, lanzando siempre su mensaje de una manera sencilla pero profunda al mismo tiempo. Ha sido como los pescadores a los que llamó Jesús y ha echado las redes en todas las aguas y ha conseguido una pesca abundante. Hombre cuidadoso con la liturgia, procurando que el culto tuviera la solemnidad que merecía en ornamentos, objetos litúrgicos, música…y, sobre todo, sacerdote que ha sentido y demostrado cariño por las cosas de este pueblo, que ha portado al Niño con alegría, que ha estado presente con devoción en nuestras procesiones, que ha tenido una especialísima devoción a Cosme y Damián, que ha valorado y difundido la figura de Don Juan Sáez y tantos otros detalles que han hecho que se le corresponda también con ese cariño que él ha mostrado por lo nuestro, cariño que él ha agradecido y con el que se va de este pueblo, pero dejándose aquí una parte de su corazón sacerdotal joven y valiente.
JOSE S. CARRASCO MOLINA
CRONISTA OFICIAL DE LA VILLA.
