Después de la adolescencia, la mayoría de las personas en todo el mundo han experimentado la varicela o han sido inmunizadas contra ella. La varicela es causada por el virus de la varicela-zóster (VVZ), un herpesvirus que, una vez que la varicela ha pasado, tiene la capacidad de latir silenciosamente en nuestro cuerpo. Cuando nuestras defensas se debilitan, el virus se reactiva y provoca el herpes zóster.
Con motivo de la campaña de vacunación que ya está en marcha en nuestra comarca, hemos hablado hoy con Marta Cañadilla, Médico Especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública:
Específicamente, el virus de la varicela se aloja en los ganglios dorsales, agrupaciones de neuronas sensoriales que transmiten sensaciones como el dolor y el calor.
Cuando el virus se reactiva, viaja a través de los nervios sensoriales y causa lesiones en la piel similares a las de la varicela, pero localizadas en la zona inervada por el nervio afectado. Además de las lesiones cutáneas, provoca una irritación del nervio que resulta en un dolor neuropático que no responde a los analgésicos convencionales.
En España se diagnostican entre 150,000 y 200,000 casos de herpes zóster cada año, siendo más frecuente cuando el sistema inmunológico se encuentra debilitado. Esto puede ocurrir como consecuencia de ciertas enfermedades o simplemente debido al envejecimiento. Especialmente a partir de los 50 o 60 años, la inmunidad disminuye debido al envejecimiento, fenómeno conocido como inmunosenescencia. Este efecto es más pronunciado en mujeres y personas con enfermedades crónicas como la diabetes, enfermedades respiratorias, renales o cardíacas.
El herpes zóster puede causar un dolor intenso que afecta significativamente la calidad de vida. El dolor del herpes zóster puede durar entre 15 días y 3 meses, y en ocasiones persiste durante más tiempo.
Por tanto, es fundamental protegernos contra esta enfermedad. En la actualidad se está comunicando por carta a todos los nacidos en el año 1958 para que acudan a su centro de salud a recibir la vacuna. Se estima que en los próximos años se irá convocando a las personas que vayan cumpliendo los 65 años de edad.
La protección ofrecida por esta vacuna es de larga duración. Se ha observado que su efectividad se mantiene prácticamente sin cambios durante un seguimiento de hasta diez años.
Dada la gran eficacia de esta vacuna y el impacto negativo del herpes zóster, el Ministerio de Sanidad de España ha recomendado la vacunación para todas las personas con deficiencias inmunológicas significativas (como aquellas con VIH, trasplantes de órganos sólidos o tumores en tratamiento con quimioterapia) y para las personas a partir de los 65 años. Según la disponibilidad de dosis, se irá ampliando la vacunación a personas de 80 años en adelante y se reducirá la edad gradualmente hasta llegar a los 65 años.
