Cada una de las juntas de accionistas de los últimos años de vida del Real Murcia han sido vitales para la entidad. También la próxima, la que se celebrará a finales de diciembre y que marcará quién mandará en el club en los siguientes meses y cómo afrontará la entidad centenaria asuntos tan vitales como la deuda concursal, las deudas con las administraciones públicas y otros asuntos vitales para el futuro.
Desde la llegada del grupo de Tornel al club en noviembre de 2018 la deuda de la entidad grana ha descendido de casi 50 millones a 31, pero aún quedan obstáculos que superar ineludibles para que el Real Murcia sea una sociedad viable y con futuro. Los directivos encargados de la parcela económica están per-filando los últimos detalles del ejercicio 2020-21 cuyas cuentas deben ser aprobadas en una junta que será convocada en las próximas dos semanas y así cumplir el plazo legal de un mes entre la convocatoria y la celebración. En ella, además, los accionistas deberán decidir quién manda en una entidad que pue-de presentar modificaciones en su Consejo de Administración. Actualmente el Consejo está formado por Agustín Ramos y dos personas de su confianza como Óscar López y María del Mar Carrillo; Francisco Tornel y Francisco Cobacho, que llegaron al órgano de gobierno en noviembre de 2018, además de Francisco Miró y Álvaro Ruiz, que aterrizaron en febrero de 2019. El último de los consejeros en llegar a su actual cargo fue Antonio Martínez, que lo hizo en la junta de hace un año. La incógnita es saber si Agustín Ramos tiene la fuerza suficiente para imponer el Consejo que él quiere y también un nuevo modelo diferente al actual en el que todas las decisiones importantes para el club nacían del consenso en el Consejo de Administración, órgano en el que Tornel, a pesar de ser el máximo accionista, no mandaba de forma autoritaria e incontestable.
Ramos quiere implantar otro modelo de gestión basado en la existencia de diferentes comités que trabajen en distintas parce-las siempre con su propia super-visión. De esta forma, el Consejo de Administración pasaría a ser prácticamente un órgano consultivo y no decisivo. No obstante, para que Ramos se salga con la suya necesitará aún el apoyo de la Junta de Accionistas. La aprobación o no de una nueva ampliación de capital también se pondrá encima de la mesa en la junta, una oportunidad de oro para que el de Abarán compre más capital y mande con más músculo, incluso derribando la prohibición de re-presentar más de un 20% en cualquier junta de accionistas. Cabe recordar que en noviembre de 2018 el capital social de la entidad era de apenas 178.000 euros de los que 150.000 eran del máximo accionista. Nada que ver con los 3,9 millones actuales (a falta de que concluyan los procesos judiciales), cifra que se acerca a lo que exige la Liga de Fútbol Profesional para poder competir en Segunda División. De la Vega podrá entrar La presencia de Mauricio García de la Vega en esta primera junta desde que la Audiencia Nacional le diera la razón puede ser otra de las novedades y momentos estelares de la futura asamblea, que podría ser presencial si las autoridades lo permiten. El gestor mexicano podría, no obstante, negarse a acudir o mandar un representante para intentar impugnar la misma al no considerarla legítima. El panorama accionarial de la entidad ha cambiado en los últimos meses tras la última campaña de préstamos convertibles en acciones que terminó a finales del pasado mes de octubre. La misma ha deparado que Agustín Ramos se haya erigido en máximo accionista del club con 600.000 euros aportados (500.000 euros a través de una empresa propia y otros 100.000 con otra.
