Nuestro paisano, Joaquín Gómez, exjefe de infecciosas del Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca de Murcia, ha escrito un interesante artículo en dos partes, que publica el diario digital murciaplaza, sobre como ha vivio en primera persona la enfermedad de la la Covid.
Por todo ello quiero transmitir mi experiencia personal tras padecer en primera persona una covid severo-grave, que estoy superando gracias a la pericia médica de la Dra. Elisa García Vázquez, directora del Servicio-Unidad de Medicina Interna Infecciosas del HCUVA (Hospital Virgen de la Arrixaca) de Murcia, así como por la gracia de Dios; en mi caso, a través el Cristo de la Misericordia, cuya imagen del Padre del noble escultor Salzillo hijo figura en la capilla de al lado de los Vélez en la famosa Catedral de Murcia. Con el poder de su Divina Misericordia, el Cristo hizo como una fuente de esperanza y me mantuvo vivo y siempre con fe en la esperanza.
Mi narración descriptiva puede tener cierto aire novelesco para su mejor entendimiento. Para su comprensión médica-humanística dividiré su presentación por ciclos de días. Me ajustaré a la patogénesis del proceso, conocido como la covid-19, ya que lo he estudiado en profundidad durante todo el tiempo de esta horrible pandemia desde marzo de 2019. El fruto de estos estudios se ha traducido en esquemas de aproximación diagnóstica y protocolos terapéuticos, profilaxis y preventivos, publicados inicialmente en La Opinión de Murcia el 5/4/2020, el 21/4/20 y el 28/4/20. Posteriormente se publicaron en Murcia Plaza en forma de entrevista el 5/7/20 («Parece bastante claro que este virus está manipulado») y más tarde el 23/9/20 (Profilaxis); el 17/10/20 (Nuevas perspectivas de tratamiento); el 5/1/21 (Seroinmunización covid-19); el 16/1/21 (Gripe en la era de la covid-19) y el 30/1/21 (¿Qué hacer con la covid a día de hoy?).
Estos estudios han mostrado una buena eficacia a los diversos pacientes aplicados, entre ellos a un modesto servidor, como iremos describiendo pormenorizadamente y sin ánimo de lucro, especialmente para el mejor conocimiento de su cronología y descubriendo cuáles son sus días más importantes y dónde nos tenemos que dejar lo que estemos haciendo y prestarle la máxima atención y así lograr disminuir el número de pacientes que llega a los hospitales, disminuyendo sus complicaciones y su alta tasa de morbilidad y mortalidad.
Fase 1: pródromos
En enero de 2021, Murcia se encontraba con una alta incidencia de covid-19, debiendo de optimizar el cumplimiento de las normas de seguridad. En ese contexto, siempre decía mi hija que si se relacionaba con gente joven que no conviviera diariamente podría ser foco de origen. Ella, Rebeca, siempre llevaba su mascarilla FPP2 y usaba mucho derivado hidroalcohólico, al igual que sus amigas con las que se relacionaba. Hace casi tres años María Dolores y yo nos casamos y nos fuimos a vivir a un piso de la calle Mariano Padilla. Nuestra vida se desarrollaba entre nuestra casa, la de la madre de María Dolores y mi casa, donde vive mi hija; en concreto, mi despacho, donde tengo todos mis estudios científicos-líricos.
Mi hija se sitúa en el salón de la casa y yo en el despacho, con una distancia de unos 10 metros.
Durante todas las Navidades hasta enero, cuando llegaba al despacho me quitaba la mascarilla.
Los controles realizados (PCR) eran todos negativos para mí (3) y además Rebeca prácticamente no entraba en el despacho, excepto para escuchar alguna romanza de ópera de forma puntual.
Todo estaba correcto desde un punto de vista higiénico. Me habían llamado, como consultor en activo en el Centro Médico Juan XXIII, para ponerme la primera dosis de vacuna Pfizer el 23 de enero de 2021 en los servicios médicos del Ayuntamiento, ubicados en el Jardín del Salitre y que mostraron una gran capacidad organizativa. El día anterior, Rebeca me dijo desde el fondo del salón que expectoraba un poco. Como le sucedía por sus antecedentes familiares en otras ocasiones, no le presté mucha atención. Nos vimos a unos 6 u 8 metros sin mascarilla. Al día siguiente (sábado) fui a mi despacho para escribir un artículo sobre cómo tratar la covid-19. Por la tarde, mi esposa me acompañó para la administración de la vacuna y saludó a Rebeca en casa antes de salir, sin que tuviera clínica, pero sin mascarilla. A las 19.30 horas me administraron de forma muy correcta y amable la primera dosis de vacuna Pfizer.
El domingo, 24 de enero, tenía mal cuerpo, propio de la vacuna y fui a mi despacho para terminar al final de la tarde del domingo todo el artículo, sin utilizar mascarilla en todo ese tiempo.
El lunes, 25 de enero, por la tarde-noche presenté escalofríos y de madrugada me desperté con un dolor faríngeo de gran intensidad, como nunca jamás había tenido, que lo achaqué a la vacuna. Mi hija me comentó que tenía fiebre y mal cuerpo, y se extendió en la tarde del martes a María Dolores. Ante ello comencé a tomar corticoides (Urbason) a dosis de 12-16 mgrs al día hasta el miércoles. En ese momento, ante la presencia de síntomas que presentamos los tres, nos realizamos en el Centro Médico Juan XXIII un test de antígenos directos, que resultaron positivos (27-01-2021).
Pregunté a mi hija. Al parecer, días antes estuvo en supermercados comprando elementos de limpieza. De forma novelada, yo creo que se llevó todo un huerto de bichos a la casa que me infectaron de forma severa. Los test de antígenos practicados a sus amigas con las que había tenido relación fueron todos negativos, así como los realizados a las personas que tuvieron relación conmigo. A partir de ese momento y ante el tremendo dolor de garganta que tenía, aumenté la dosis de Urbason (6- metil –prenisolona) a 40 mgrs al día y logré mejoría clínica; administré el mismo tratamiento a dosis más bajas a María Dolores y a Rebeca junto con azitromicina, ya que ellas no tenían factores de alto riesgo.
Fase 2: seis primeros días
Del lunes 25 de enero hemos pasado al jueves 28 de enero de 2021. Como los test positivos se aceptan que se producen en los primeros cinco días de la enfermedad, el viernes, 29 de enero, se podía considerar el sexto día del proceso. Fue un momento de gran significación en la búsqueda factores predictivos inflamatorios de gran valor pronóstico.
Ese día me realizaron una serie de estudios en el Servicio de Urgencias (doctor José María Zapata) y de Medicina Interna-Infecciosa (doctora Hernández Torres) de La Arrixaca, junto con el Servicio de Radiología, Sección Pulmón (doctor Daniel Rodríguez). En Radiología me hicieron un TAC de alta resolución que evidenció bronconeumonía bilateral con saturación de oxígeno, levemente afectada pero sin complicaciones significativas. Los biomarcadores analíticos mostraron una ligera elevación de los factores proinflamatorios, pero ante la situación clínica estable se decidió mantener el mismo tratamiento con 40 mgrs de Urbason diario con control en 48 horas.
Fase 3: del séptimo al décimo día
Es como vivir en una cueva de bichos que van contra ti y tú no le has hecho nada malo a nadie. No ves los bichos, pero si los dejas o no te das cuentas de que están, se apoderan de ti en menos que canta un gallo. Es decir, estar rodeado de muerte por todas partes. Es en ese momento cuando la Dra. Elisa García Vázquez considera que, aunque mis estudios de actividad inflamatoria frente a la covid-19 no ofrecían diferencias en relación con días pasados, valoró con precisión meridiana realizar lo que se llama un tratamiento de rescate. En ese momento, 2 de febrero de 2021, se decide mi ingreso hospitalario, donde se programa el tratamiento de mayor impacto antiinflamatorio, al inhibir todos los enzimas citoquínicos causantes de los grandes síntomas y de sus complicaciones.
Si no se realiza en ese momento, su eficacia es mucho menor y el enfermo no se beneficia. Estos tratamientos consisten en tres ciclos de alta dosis de corticoides (250 mgrs de 6-metil-prenisolona) (Urbasón), administrándose un ciclo diario vía venosa, más Baricitinib 4 mgrs 1 comp diario, como inmunosupresor, con una duración de ciclo de 14 días.
El tratamiento, si se realiza en su día apropiado, ofrece la mejor respuesta, pero cualquier atraso la modifica de una forma negativa.
La potencia del mismo es tal que te quedas como un trapo de cocina sucio y roído. No quieres saber nada, no comes, nadie te dice nada, apenas te escuchan porque no hablas, eres como un animalito que le han quitado la piel. Digas lo que digas es lo mismo: todo tiene que seguir para obtener el deseado resultado. Te encuentras tan hundido que te dan ganas de llorar y comienzas a ver cercana la muerte; en ese momento pides auxilio y sólo alguien en tu fuero interno te dice: «¡Ánimo! Saca fuerza de flaquezay espera siempre la esperanza que todo lo logra». Era el Cristo de La Misericordia, que siempre está a mi lado. Ya que ha sido el único hombre que ha alcanzado la victoria sobre la muerte. Entonces yo le dije: «Cómo yo, señor, soy el elegido si soy un gran pecador e indigno de tu amor». Él me contestó: «He venido a servir a los pecadores y no a que me sirvan».
Era como una lucha a muerte entre el bicho malo y la bondad humana amparada por el Cristo de la Muerte. Entonces en ese momento, como soy de Abarán y mensajero de los Santos Médicos, saqué fuerzas de flaqueza y comencé a luchar durante los días que estuve hospitalizado, portando gafas nasales por necesidades de oxígeno, las cuales llevé en casa, tras el alta, durante diez-doce días.
El relato continúa en el siguiente enlace:
https://murciaplaza.com/la-fase-final-de-la-cueva-no-puedes-moverte-y-solo-te-queda-aguantar-llorar