El yacimiento íberoromano de Bolvax, situado en Cieza, está siendo objeto de una campaña de excavaciones que están llevando a cabo una docena de jóvenes, bajo la dirección de la arqueóloga María José Morcillo y la restauradora Olga Briones.
Artículo completo publicado en La Verdad.
El alcalde, Pascual Lucas, y el edil de Patrimonio Histórico, Antonio Moya, visitaron ayer los restos arqueológicos que se encuentra en una zona muy escarpada de la sierra del Morrón, a la salida de Cieza en dirección a Abarán. A lo largo del tiempo, estos restos han sufrido expolios, sobre todo, en lo referido a cerámica. Sin embargo, actualmente «se puede identificar a un poblado de naturaleza íbera que después se romaniza y se asienta, construyéndose entonces una muralla de 2,50 metros de ancha que ha llegado en muy buen estado hasta nuestros días», dijo la arqueóloga María José Morcillo.
En el interior se observan diferentes estancias que son en las que se está actuando con un desbroce y la colocación de morteros de refuerzo, según explicó la restauradora Olga Briones, quien agradeció al Consistorio «por apostar para mantener este legado tan importante con el que cuenta el municipio». Cuando finalice la campaña, que se espera que se alargue nueve meses, se colocará protección geotextil en los elementos más vulnerables.
El regidor ciezano explicó que la intención es que esta campaña «sea el inicio para la puesta en valor de este yacimiento con objeto de que en un futuro pueda ser visitable y se sume a la gran oferta histórica con la que cuenta la localidad». En este sentido, el concejal de Patrimonio indicó que se pretende «actuar en los accesos al yacimiento, ya que, actualmente, la dificultad para ascender hasta donde se encuentran estos vestigios es bastante alta».
Según los restos encontrados, se estima que el conjunto de Bolvax podría datar de alrededor de la segunda mitad del siglo V antes de Cristo, aunque algunos descubrimientos lo enclavarían incluso antes. Se encuentra en un lugar en el que se domina todo el entorno, desde la rambla del Moro hasta el Valle de Segura, lo que en su día proporcionaría una defensa ante posibles ataques.
