El pasado lunes, 22 de abril este programa tuvo una invitada muy especial, la poeta Inmaculada Pelegrín (Lorca, 1969), que con su labor poética ha cosechado ya varios premios como el Premio Jaén, el Antonio Machado, el Juan Ramón Jiménez y el Gerardo Diego, prueba de la calidad de su obra.
Sobre sus comienzos como escritora de versos, manifestó que siempre habñia tenido ilusión por escribir, aunque pensaba que la poesía no era lo suyo. Pero hubo un momento en que se replanteó esta postura y fue cuando, yendo en el coche, oyó en la radio recitar a Benedetti su poema Boda de Perlas, pues le emocionó tanto que se compró toda la obra de este autor.
Tuvo allí en Lorca a un gran maestro que la fue encaminando por los secretos técnicos de la poesía, Juan Ramón Barat, y así fue escribiendo y publicando y ganando premios.
Óxido, Todas direcciones, Cuestión de horas y el último, La teoría de las cosas, distinguido con el Premio Jaén en 2022.
Inmaculada Pelegrín es capaz de encontrar sustancia poética en las cosas que, en principio, parecen no ser tema para la poesía como, en su último libro, los guantes o las maletas o los frigoríficos No Frost, consiguiendo enganchar a lector con una conjunción de sencillez y profundidad que engancha y seduce.
Leyó cuatro de sus poemas, dedicados a unas pinturas rupestres, al frigo No Frost, a unas hueveras o al estado de cansancio de los pies tras la jornada de trabajo, poema en el que aparece una metáfora tan maravillosa como la que se refiere a los dedos de los pies como “minúsculos bastones de zahorí”.
Fue una delicia conversar con esta mujer que, aunque llegó un poco tarde a la poesía, ha conseguido dominarla y conquistar con ella a todos los amantes de la lírica.
Como pieza musical, sonó el Adagio de Albinoni, pieza que no fue compuesta por este autor que nació en 1671 y murió en 1751, sino que se debe al italiano Remo Giazotto que la compuso en 1945.