Tras la misa de la tarde, ayer sábado 21 de mayo tuvo lugar en la parroquia de San Pablo la presentación del libro “El padre Ginés Oñate Velázquez”, cura que fue párroco en esta iglesia del 1976 a 1978, teniendo que abandonar este cargo por motivos de salud.
Por mi parte, afirmé que no simplemente era un hombre bueno, sino que irradiaba bondad y paz a todos los que se acercaban a él. Y es que don Ginés, al que traté muy estrechamente, tenía un carácter apacible, tranquilo, sencillo que enganchaba y atraía.
No era hombre de polémicas o enfrentamientos y es por ello por lo que en Abaràn sufrió mucho pues llegó a hacerse cargo de la parroquia en unos tiempos muy revueltos, con bastante tensión y división entre la feligresía, pues, tras la ida de don Juan Sáez en 1971, vinieron tiempos bastante convulsos en esta iglesia.
Pero, como don Ginés no era hombre de enfurecerse y lanzar afuera exabruptos, sino que todo lo sufría en silencio, seguramente por ello, asociado además a su obesidad, el corazón le dio un serio aviso y tuvo que dejar la parroquia en solo dos años. Pero, a pesar de ello, dejó una estela de bondad y testimonio de fe en los feligreses.
Por todo ello, el mejor resumen de su estancia en Abarán es que “pasó haciendo el bien”.
Para que toda su labor pastoral no quedara en saco roto, un sobrino-nieto del sacerdote, Enrique Gambín López, que fue profesor de Literatura en el instituto de este pueblo, se decidió a escribir un libro que recoge la biografía de don Ginés y muchos testimonios de gentes que lo trataron, de los que se extrae la conclusión de que realmente este cura era un hombre de Dios que hizo de la sencillez y la humildad su bandera.
