Dentro de la liturgia católica, junto a la vigilia pascual en la que se celebra la resurrección de Cristo, base de nuestra fe, la Misa del Gallo, conmemoración de su nacimiento, es otra celebración fundamental en el calendario cristiano.
Pero, si nos ceñimos a esta última, justo es reconocer que poco queda de aquellas Misas de Gallo multitudinarias, con la iglesia de bote en bote que congregaba a gentes de todas las edades y que eran fiel expresión de la alegría navideña.
Es una realidad que en muchos pueblos y ciudades ya se ha adelantado su celebración a la tarde de ese 24 de diciembre pues a su hora ya no acudía nadie.
Si nos centramos en Abarán, la asistencia a esta Misa iba a menos año tras año y podemos decir que el año pasado ya se tocó fondo pues apenas veinte personas asistieron a esa celebración.
Pero en este año 2022 hemos remontado el vuelo y más de cien personas nos hemos reunido a las 12 de la Nochebuena para celebrar el nacimiento de un Niño en un portal, y eso es un buen augurio, una buena premonición de que vamos a conseguir mantener esta tradición en este pueblo.
Y es que esta Misa del Gallo tiene en Abaràn connotaciones muy propias derivadas especialmente de su acompañamiento musical, pues en ella se canta una Misa Pastoril que tal vez solo se interprete aquí. Es obra de un compositor de Novelda, José Ramón Gomis (1856-1939) y desde los años 40 se viene cantando en Abarán, primero dirigida por David Templado, luego por su hijo David y posteriormente por su nieto José David que ha dejado el testigo al que suscribe. Son ya pues 80 años de permanencia de esta música en nuestro pueblo y es por ello por lo que se ha convertido en una de nuestras señas de identidad. Si a ello le añadimos el canto de villancicos populares muy arraigados aquí y que apenas se oyen más allá de la Garita, todo ello configura una Misa muy nuestra que no se debe perder.
El coro, formado por hombres y mujeres con mucha ilusión y ganas de mantener lo nuestro, tuvo una actuación muy digna y contribuyó a realzar esta celebración, presidida por el nuevo párroco, Don Miguel Ángel Saorìn, que puso mucho empeño en que esta Misa no se perdiera y que está decidido a que nuestras cosas no desaparezcan.
Y, si la Misa del Gallo, fue una muestra de cómo un pueblo quiere mantener lo suyo, no lo fueron menos las Misas de Gozo, que ya estaban a punto de desaparecer y que este año, también con el apoyo del nuevo cura, han congregado a una gran cantidad de fieles cada mañana en una demostración de espíritu cristiano y navideño y de apego a lo nuestro.
Detrás de todo esto hay hombres y mujeres con nombres y apellidos que se han propuesto que este pueblo no se quede sin identidad, sin tradiciones, sin alma y que, a pesar del esfuerzo y, en ocasiones, de la incomprensión, siguen adelante y este año están consiguiendo mucho fruto.
Nos queda el Día del Niño, que este año es una interrogante pues es evidente que debe celebrarse con nuevas condiciones pero que debe ser también una muestra de arraigo y de apego a este pueblo, a unas raíces que son las que están manteniendo la identidad y la idiosincrasia de este rincón del Valle en el que vimos la primera luz y en el que siempre se ha vivido una Navidad cercana, emotiva y entrañable
JOSE S. CARRASCO MOLINA
