
Son algo más de las doce de un 29 de septiembre y aún resuena en mis oídos el sonido de la campanica de la ermita que acompañaba a la recogida de nuestros Patronos a su refugio durante el año. Es un día muy grande en Abarán o, al menos, debe serlo pues esta procesión es uno de los actos centrales de la feria. Desde hace lustros estoy solicitando que este día sea festivo, al menos para los colegios, pero no lo consigo.


Esta procesión siempre viene precedida de varios interrogantes: ¿habrá anderos suficientes? ¿habrá bastantes músicos?. Pero, por fortuna, siempre los hay, porque Cosme Y Damián hacen cada año ese pequeño “milagro” en un día laborable.
Esta procesión cierra un triduo que en Abarán está consagrado desde hace decenios: Santos Médicos (27), Virgen del Oro (28) y San Miguel (29), un ciclo con un gran significado, tradición y sentido espiritual.
JOSE S. CARRASCO MOLINA