Felisa Ruiz García, respaldada por un grupo de vecinos y vecinas, ha dado entrada en el registro del Ayuntamiento de Abarán a una propuesta para la instalación de un monumento que recuerde a todo el colectivo de personas que levantaron el pueblo tras la posguerra hasta bien entrados los años sesenta.
El escrito especifica a quien iría dirigido, entre otros, el monolito:
«Grandes empresarios; enjambre de pequeños negocios fruteros casi familiares que nacían, se desarrollaban y desaparecían en un pueblo siempre en ebullición. Familias trabajadoras, sí familias enteras, empezando por la cabeza, que era frecuentemente la mujer, con jornadas interminables que debía simultanear con toda la faena casera. Agricultores abnegados, entregados a minifundios que el tremendo esfuerzo muscular y cerebral hacia rentables. Transportistas famosos sin los cuales nada se hubiese expandido por ahí, políticos sensatos, útiles, con visión de futuro, que inventaron un corazón artificial y una negra arteria de hierro que llevaba el agua donde nadie soñó hasta entonces».
También se deja abierta la puerta a «Que cada cual añada lo que recuerde y crea conveniente. No es cuestión de envanecerse ni manosear cosas ya sabidas. Pero es claro que esa etapa abaranera fue algo muy especial, totalmente excepcional en la provincia, donde otros muchos pueblos ni se acercaban en pujanza».
En la parte final se indica que «Creo bueno proponer que esa excepcional, esa generación única, de oro, tenga su monumento, cuando se pueda, sin prisa».
