La patrona de Abarán, la Virgen del Oro, regresó este domingo a su santuario de la sierra. Y subió acompañada de muchos fieles, como lo viene haciendo desde que el recordado y añorado Antonio Yelo comenzara allá por los 50 el culto a la Virgen del Oro que él pretendía hacer patrona de todo el Valle.
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Cientos de romeros la acompañaron tras su salida de la parroquia de San Pablo, encabezados por unos gaiteros que se comportaron como verdaderos héroes llegando, como siempre, al santuario sin cesar de tocar sus instrumentos. ¡Qué mérito tienen estos valientes que ponen a disposición de su pueblo lo que saben sin ningún interés!.
Y no menor mérito tienen los que portaron sobre sus hombros la imagen en un recorrido de subida que se hace especialmente complicado en algunos tramos. Pero todo el esfuerzo mereció la pena porque, se llevó a cabo el acto que sirve de broche final a la feria septembrina.
Como es costumbre se hizo una parada en la iglesia de la barriada que lleva su nombre, donde se le cantó y se rezaron unas oraciones.
Y fue especialmente emotivo este año el momento final de entrada de la Virgen a su camarín bajo el son de las gaitas primero y con el canto del himno después.
De ese camarín del que se bajó al pueblo del que es patrona, el pasado 10 de septiembre para pasar junto a los Santos Médicos la Feria y Fiestas 2023.
A las 8:30 horas, la patrona salía de la parroquia de San Pablo tras oficiarse una misa en su honor, para enfilar su itinerario hasta su morada en la sierra del Oro donde reposará hasta el próximo año, cuando en el mes de septiembre, en los días previos a las fiestas de la localidad, vuelva a reunirse con los patronos de la Villa, San Cosme y San Damián.
En una mañana muy apacible y al son de las gaitas «Mazikandú» en torno a las 10:30 horas, la Virgen del Oro, que fue vitoreada durante todo el recorrido, llegaba a su destino.